Tras una desapacible caída en Nochebuena, Jorge pierde el conocimiento y se lúcida un año después, sin recuerdos del año pasado. Siempre y en toda circunstancia tan malhumorado, se percata de que su destino ahora es inseparable de la nefasta data del veinticuatro de diciembre. A lo largo de los trescientos sesenta y cuatro días sobrantes, todo cuanto ha de hacer es aceptar los actos de su alter ego.

Después de tener una caída realmente fuerte en Nochebuena, el malhumorado Jorge desfallece y se lúcida un año después, sin recuerdo del año pasado. Pronto se percata de que está condenado a proseguir despertando la víspera de Navidad tras la víspera de Navidad y lidiando con las consecuencias de lo que hizo su otro los otros trescientos sesenta y cuatro días del año.